
Un sonido te lleva a otro mundo. Cada vez que escucho " HABIA UNA VEZ UN CASTILLO" me transporta a Canterville, y puedo disfrutar nuevamente de la obra como si estuviese en el teatro viéndoles las caras a los chicos, como las gotas del sudor recorren sus rostros, como a veces se esforzaban por llegar a las notas, como improvisaban. En fin, esos momentos en que eran esos fantasmas o esos americanos que te hacían llorar, reir, disfrutar, y cuando digo disfrutar es llegar a tal punto de no querer irse del teatro y que esa obra de 2hs30, fuese esterna, como lo serán sus voces, esas voces inconfundibles, unicas que siempre resonaran en mi cabeza, y me harán recordar el 2008 como un año inefable en todo sentido.